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  • Foto del escritorDr. Edgar Felipze Diaz

Rinoplastia Cerrada – Sin incisiones

Cuando un paciente opta por una intervención quirúrgica para mejorar un aspecto de su nariz, debido a un problema de funcionalidad o un cambio estético, se presenta una encrucijada en la elección del tipo de cirugía a emplear. La rinoplastia, según la manera que el cirujano plástico acceda a la nariz, será clasificada como abierta (cirugía nasal) o cerrada (cirugía endonasal). La elección entre una u otra dependerá de las evaluaciones preoperatorias, de las necesidades del paciente y el objetivo de la cirugía.

Cuando alguien elige someterse a este tipo de procedimiento, debe comprender estar informado del funcionamiento del mismo y los resultados que se pueden alcanzar, aunque para intervenciones muy complicadas o segundas rinoplastias se decide ejecutar una rinoplastia abierta, con la cerrada, se puede disminuir el impacto de la intervención. Esta rinoplastia cerrada se realiza a través de las fosas nasales sin ningún tipo de incisión.

La rinoplastia abierta, o cirugía nasal, consiste en realizar una pequeña incisión en la base de la nariz (columela), luego se separa y levanta el tejido, accedianto al hueso y a la zona que se desee remodelar. Al finalizar el arreglo, el cirujano coloca nuevamente la piel en su sitio original y sutura el corte.


Utilizando el método endonasal, pueden solucionarse muchos de las molestias o inconvenientes relacionados con la nariz, desde desviaciones de tabique, reducción de anchura, reducción de giba (elevación o protuberancia que se localiza en la mitad de la nariz), motivos que hacen que el rostro se vea no proporcionado.

Lo que más atrae y valora el paciente es que no exista cicatriz visible, disminuyendo los posibles problemas asociados a cualquier cirugía del rostro. Este procedimiento puede llevarse a cabo con anestesia local o anestesia general, donde el cirujano y anestesiólogo deben analizar esta elección, así como las preferencias del paciente y los resultados que arrojen los análisis preoperatorios. En la rinoplastia abierta, por regla general se utiliza la anestesia general.

El cirujano plástico iniciará a trabajar en la nariz, utilizando los orificios nasales tanto las incisiones necesarias, como reducir o perfilar cartílagos o hueso. Toda la ejecución se efectuará a través de las fosas nasales, así que el paciente no sufrirá de una cicatriz visible, obteniendo un resultado muy satisfactorio.


Dentro de las grandes ventajas de la cirugía endonasal, están que produce menos inflamación que una rinoplastia abierta, es menos invasiva y la que más entusiasma a los pacientes es: la ausencia de cicatrices visibles, puesto que los cortes realizados son internos.


Aunque las ventajas son muchas, también pueden presentarse inconvenientes y desventajas con este tipo de operación. La más relevante es la limitación del campo visible y la limitación de movimiento por ser únicamente utilizado como medio de acceso las fosas nasales, esto no permite el acceso conveniente a algunas partes de la nariz. Si la intervención resulta difícil por la restricción del movimiento y visibilidad de la rinoplastia cerrada, y no permite reparar el objetivo de la operación, se deberá cambiar de estrategia y realizarse una rinoplastia abierta. En este caso será de suma importancia la experiencia y destrezas del cirujano plástico.


Los cuidados postoperatorios de la rinoplastia cerrada merecen la importancia y seriedad propias de cualquier intervención quirúrgica. Ésta técnica al ser menos invasiva, conlleva una recuperación más rápida, con menos inflamación y en general es más tolerable. Comúnmente se coloca un adhesivo microporo o férula nasal alrededor del tabique para conservar la forma y protegerlo los primeros días o semanas. En algunos casos se colocaran tapones nasales de gasa estéril para evitar el sangrado y estabilizar el tabique. Las recomendaciones del personal médico serán dormir con la cabeza hacia arriba y elevada con varias almohadas, ayudando a mejorar la circulación sanguínea y a disminuir la inflamación propia de la cirugía. Se indica la aplicación de frío local para reducir el dolor e inflamación, se recomienda evitar la exposición al sol los primeros dos meses, para evitar la aparición de hiperpigmentación en la piel, debido a la sensibilidad en las zonas con hematomas. También se recomienda no realizar actividades físicas de impacto durante los primeros siete a quince días.


Cualquiera de los dos tipos de métodos que elija el especialista de confianza, puede ser la solución al problema funcional o inconformidad del paciente con su nariz. Cuando los resultados son satisfactorios, los pacientes certifican que se reducen sus complejos o vergüenza, mejorando su autoestima y a su vez las relaciones interpersonales más cercanas.





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